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M. Daniel-A. Baudry: Los homosexuales *
Dos estudiosos franceses han escrito un libro pedag?gico sobre los homosexuales, destinado a sustituir en los quioscos (m?s bien ut?picamente) las obras an?logas de car?cter er?tico, escandaloso, comercial, etc. Es un libro que se presenta en modo honesto, claro, exhaustivo, democr?tico, moderado. Y efectivamente lo es. Contrariamente a mis costumbres de cr?tico (aunque est? claro que aqu? no me presento bajo el cariz de cr?tico literario), empezar? por enumerar una serie de citas especialmente eficaces para introducir al lector en un tema que siempre es tab?, tal como Daniel y Baudry, los autores de ese librito, sostienen con raz?n.?
???? 1. ?Ante todo y cueste lo que cueste hay que levantar el tab?. No es ?poca ?sta en que -y todos estar?n indudablemente de acuerdo- se puedan silenciar o esconder los problemas dolorosos o delicados... Temas considerados durante tiempo prohibidos, como los anticonceptivos, el aborto, las relaciones sexuales entre adolescentes, son ahora objeto de retransmisiones radiof?nicas y televisivas, de encuestas period?sticas. Ser?a exagerado decir que pasa lo mismo -al menos en Francia- con la homosexualidad.??
???? 2. ?Al origen de todo esto hay quiz? una breve frase de san Pablo contenida en la ep?stola a los Efesios: ?Que estas cosas no sean ni nombradas por vosotros.???
???? 3. ?Tambi?n los ?rganos de la prensa conocidos por su liberalismo e inteligencia mantienen sobre este punto posturas sorprendentes y conformistas.??
???? 4. ?En otras sociedades, aunque se hayan liberado del cristianismo, la vieja condena religiosa demasiado profundamente arraigada como para desaparecer, ha adquirido la forma de un falso racionalismo y conserva todo su vigor: la URSS, Cuba, tienen leyes severas contra los homosexuales en nombre de la defensa del pueblo contra los vicios del capitalismo decadente.??
???? 5. ?Es significativo que sobre este punto Hitler haya mandado a los campos de concentraci?n tres categor?as de minoritarios con el fin de exterminarlos con el mismo pretexto de salvaguardia de la defensa de la raza: los jud?os, los gitanos y los homosexuales (los homosexuales, marcados con un tri?ngulo rosa, eran objeto de particulares tratamientos abominables. Son sin embargo los ?nicos que no han obtenido despu?s de la guerra derecho a una indemnizaci?n).? M?s bien, podemos a?adir, que son los ?nicos para quienes las cosas han continuado como antes, sin la menor menci?n a cualquier forma de rehabilitaci?n.?
???? 6. ?Estad?sticamente hablando, es probable que sobre cada quince personas conocidas por nuestro lector, al menos una sea homosexual. Es una comprobaci?n sobre la que vale la pena reflexionar.??
???? 7. ?... no hay casos de chicos que tras haber sufrido violencias sexuales se hayan vuelto homosexuales por culpa de dichas violencias. El suponerlo, por un solo instante, es una evidente absurdidad. Al contrario, el trauma ser? tan grande que los alejar? para siempre de la homosexualidad. A no ser que la violencia no sea m?s que una pretendida violencia y que el chico se haya buscado, conscientemente o no, lo que le ha pasado.??
???? 8. ?Nada permite... afirmar ni tampoco sospechar que haya la m?s m?nima relaci?n de causa-efecto entre homosexualidad y neurosis: el nexo, si existe, radica en el hecho de que la condena social de la homosexualidad es neurotizante. ??
???? 9. ?Los jueces dan muestras a menudo de una sorprendente indulgencia con los muchachos que son acusados de haber atacado, herido o incluso matado a un homosexual: como si en el fondo pensaran: ?Le ha estado bien.? Al mismo tiempo, es frecuente que un homosexual acusado de un delito cualquiera se vea condenar por la sencilla raz?n de que, como homosexual, es culpable por definici?n.??
???? 10. ?Hay que tener en cuenta una reacci?n inconsciente conocida por los psic?logos: muchos de los que insultan a los homosexuales son impelidos a ello s?lo por el rechazo de admitir su posible propia homosexualidad. Jean-Paul Sartre se ha expresado con fuerza sobre este punto: ?Respecto a los que condenan m?s severamente a Gen?t, estoy convencido de que la homosexualidad es su tentaci?n constante y constantemente renegada, el objeto de su odio m?s profundo: se sienten felices de detestarla en otro porque de esta forma tienen la posibilidad de apartar la mirada de s? mismos.???
???? 11. ??La cobertura de la homosexualidad o de la droga (obs?rvese la comparaci?n significativa) no tiene nunca nada que ver con el movimiento obrero?, ha declarado Pierre Juquin, miembro del Comit? central del PCF (Nouvel Observateur, 5-5-1972).??
???? 12. ?... la felicidad de una quinceava parte de la humanidad no es algo de lo que uno se pueda desinteresar con toda tranquilidad.??
?Se trata de una docena de citas que resultan de sentido com?n y que son lo m?nimo y lo m?s obvio que se puede decir sobre el tema. El librito de Daniel y de Baudry no es s?lo esto. Es una obra de divulgaci?n, pero de car?cter cient?fico y por lo tanto complejo.?
???? Tendr?a toda una serie de observaciones que hacer (que el lector podr? comprender s?lo despu?s de haber le?do el texto a que me refiero, y que es algo que le recomiendo de todo coraz?n).?
???? El primer apunte hace referencia a Freud. Es bien sabido que s?lo el psicoan?lisis est? en condiciones de explicar lo que es la homosexualidad. Tambi?n Daniel y Baudry lo saben; sin embargo, por una parte, declaran, bas?ndose injuriosamente en el sentido com?n, su insatisfacci?n ante las explicaciones freudianas; por otra parte, responsabilizan a Freud del principio culpable de la instituci?n de la homosexualidad como ?anormalidad? respecto a una ?normalidad? -la de la sociedad burguesa- aceptada pasiva y quiz? hasta vilmente por Freud. A m? esto no me parece justo. Cuando Freud dice ?normalidad? (que siempre es una salida formal y esquem?tica) se refiere esencialmente a la ?normalidad? como ordo naturae que no tiene soluci?n de continuidad en la historia o en las varias sociedades. Tambi?n en las sociedades favorables a la homosexualidad, la ?normalidad? era lo ?corriente?, es decir, el comportamiento sexual de la mayor?a. ?Anormalidad? es una palabra como cualquier otra, siempre y cuando se le d? un sentido racional (y no positivo o negativo).?
???? Este ?resto? de respeto por las ideas del ?mundo normal? que permanece en el fondo de los dos autores, que a pesar de mantenerse moderados aceptan la relaci?n ?revolucionaria? del Fhar (Front homosexuel d?action r?volutionnaire), est? demostrado tambi?n por otro hecho: ellos condenan, casi adulando la indignaci?n de la mayor?a, la irresponsabilidad del ?pederasta libertino? que ejerce su inter?s er?tico en los ?efebos?, adolescentes en los umbrales de la juventud. La acusaci?n es la de siempre: la de volver propenso a un adolescente incierto (bisexual: el n?mero 3 de la escala Kinsey) a la homosexualidad. Pero esto contradice todo lo que los autores han dicho. Es decir, si un bisexual lo es, seguir? siendo bisexual: si por mera hip?tesis llegara a dar preferencia a la homosexualidad, eso no ser?a un mal.?
??? Adem?s, el libertinaje no excluye en absoluto la vocaci?n pedag?gica. S?crates era libertino: de Liside a Fedro, sus amores por los muchachos han sido innumerables. Quien ama a los muchachos tiene forzosamente que querer a todos los muchachos (y ?sta es precisamente la raz?n de su vocaci?n pedag?gica).?
??? Pero, aparte de esto, inducir a un chico (hasta entonces inocente, lo que no deja de ser una divertida hip?tesis) a una relaci?n homosexual no significa disuadirlo de la heterosexualidad. Hay un momento ?aut?nomo? de la vida sexual que es el autoerotismo, no s?lo psicol?gico sino tambi?n f?sico. Un joven var?n solo en una isla desierta no dejar? de tener una vida sexual. En cuanto a la definici?n de la edad del ?menor?, Daniel y Baudry se debaten denodadamente: una enmienda al c?digo franc?s aportada durante el per?odo fascista de Vichy establece la edad del menor hasta los 21 a?os. Una locura. En Italia, en donde est? vigente (milagrosamente en este campo) el c?digo napole?nico, el l?mite de la minor?a son los 16 a?os (y no los 18 como afirman Daniel y Baudry). Este ?dato? me lleva a otra consideraci?n (pol?mica sobre este librito que el buen criterio me tendr?a que aconsejar recomendarlo sin pol?micas).?
???? Se trata de lo siguiente: Daniel y Baudry intentan integrar -creyendo sinceramente que es una buena idea y en la eficacia de sus efectos- el problema de la homosexualidad en el contexto de la naciente tolerancia (ya confirmada existencialmente, en la pr?ctica, aunque las leyes, como siempre, est?n retrasadas): tolerancia que contempla las relaciones heterosexuales (anticonceptivos, aborto, relaciones extramatrimon?ales, divorcio -en lo que se refiere a Italia-, relaciones sexuales entre adolescentes); relacionando luego todo esto con el problema (pol?tico) de las minor?as.?
???? No creo que la actual forma de tolerancia sea real. Ha sido decidida ?desde arriba?: es la tolerancia del poder del consumo que precisa una total elasticidad formal en las ?existencias? para que cada uno se convierta en un buen consumidor. Una sociedad sin prejuicios, libre, en la que las parejas y las exigencias sexuales (heterosexuales) se multiplican, es por consecuencia ?vida de bienes de consumo. Para una mentalidad liberal francesa resulta m?s dif?cil comprender y aislar este hecho que para cualquier progresista italiano que proviene del fascismo y de un tipo de sociedad agr?cola y paleoindustrial: encontr?ndose, pues, ?indefenso? ante este monstruoso fen?meno. Estar aparejado ya es para un joven m?s una obligaci?n que una libertad, como si temiera no estar a la altura de las libertades que le son concedidas. Y as? no puede haber l?mites de edad. Los c?digos que establecen l?mites de edad son ridiculizados (y s?lo valen para las relaciones homosexuales). Que no se hagan ilusiones los bien pensantes y los rom?nticos padres (tan asustados ante la idea de resultar represivos): entre dos adolescentes de sexo distinto, aunque sean jovenc?simos, hasta incluso imp?beres, la relaci?n er?tica ya es la misma que entre dos adultos.?
???? Con esto quiero decir que Daniel y Baudry se equ?vocan al esperar que la tolerancia incluya entre sus objetivos tambi?n a la homosexualidad: esto suceder?a si se tratara de una tolerancia real, conquistada desde abajo. Se trata, por el contrario, de una falsa tolerancia que antecede seguramente a un per?odo de intolerancia y de racismo a?n peores que en tiempos de Hitler (aunque quiz? menos horripilantes). ?Por qu?? Porque la tolerancia real (fingidamente asimilada y apropiada por el poder) es privilegio social de las ?lites cultas; mientras que la masa ?popular? goza hoy de una horrible sombra de tolerancia que en realidad la hace objeto de una intolerancia y de un fanatismo casi neur?tico (hace un tiempo caracter?stico de la peque?a burgues?a).?
???? As?, por ejemplo, este librito de Daniel y Baudry no puede ser disfrutado y comprendido m?s que por las ?lites cultas y por tanto tolerantes: que son las ?nicas que est?n en condiciones, quiz?, puesto que a?n los padecen, de liberarse de los tab?es contra la homosexualidad. Por el contrario, las masas est?n destinadas a acentuar a?n m?s su b?blica fobia, si es que la ten?an, pero si no la ten?an (como en Roma, en la Italia Meridional, en Sicilia, en los pa?ses ?rabes) est?n dispuestas a abjurar de su tendencia popular, tradicional para adoptar la intolerancia de las masas formalmente evolucionadas de los pa?ses burgueses gratificados con la tolerancia.?
???? Y aqu? el discurso se vuelve pol?tico. Tambi?n el librito de Daniel y Baudry dedica algunas p?ginas al ?momento pol?tico? de la cuesti?n. Pero el an?lisis est? dominado por una forma de anticomunismo que, aunque en lo que se refiere a la homosexualidad est? perfectamente justificado, no deja de resultar sospechoso, porque forma parte del anhelo de moderaci?n y de integraci?n que pat?ticamente domina quiz? todo el manual. Aunque la carencia anal?tica de Daniel y Baudry en lo que se refiere a la relaci?n entre la homosexualidad y la pol?tica no proviene tanto de una discutible ideolog?a pol?tica como de una discutible ideolog?a sobre la homosexualidad. Porque a trav?s del libro de Daniel y Baudry resulta, al menos impl?citamente, que un homosexual ama, o hace el amor con otro homosexual. Mientras que las cosas no son exactamente as?. Un homosexual, en general (en la enorme mayor?a, al menos en los pa?ses mediterr?neos), ama, y quiere hacer el amor con un heterosexual dispuesto a una experiencia homosexual, pero cuya heterosexualidad no sea ni en lo m?s m?nimo puesta en discusi?n. Tiene que ser ?var?n?. (De ah? la falta de hostilidad hacia el heterosexual que acepta la relaci?n sexual como simple desahogo o por inter?s, que viene a ser lo que garantiza su heterosexualidad.) Como ?nico dato pol?tico que importe, Daniel y Baudry aceptan el hecho de que no s?lo los ricos y los burgueses son homosexuales, sino, tambi?n los obreros y los pobres. La homosexualidad vendr?a, pues, a asegurar una especie de ecumenismo interclasista. Y esto no carece de importancia porque hace de la homosexualidad un problema, desde el punto de vista clasista, universal, y por eso inevitable. El marxista que lo evade o que lo niega, y adem?s despreciativamente, no es menos peligroso que el fascista que en el Parlamento franc?s ha querido hacer definir la homosexualidad como una ?calamidad social?. Pero no se trata de esto. El ?momento pol?tico? de la homosexualidad tiene que buscarse en otra parte, y no importa si en los m?rgenes, en los m?rgenes extremos de la vida p?blica. Recurrir? al ejemplo del amor entre Maurice y Alec, en la estupenda novela de Forster de 1914 y del amor entre el obrero y el estudiantillo en otro tambi?n estupendo (pero in?dito) cuento de Saba.?
???? En el primer caso, Maurice, un hombre de la alta burgues?a inglesa, vive en el amor del ?cuerpo? de Alec, que es un criado, una experiencia excepcional: el ?conocimiento? de la otra clase social. Y lo mismo, cambiando los t?rminos, el obrero con el estudiantillo triestino. La conciencia de clase no basta si no est? integrada con el ?conocimiento? de clase (como dec?a en una vieja poes?a m?a). Sin embargo -aparte de este intercambio de ?conocimiento de clases?, pr?ctico aunque enigm?tico que a m?, y quiz? s?lo a m?, me parece de tan alto significado- al interclasismo, que he llamado ecum?nico, de Daniel y Baudry opondr?a esta frase de Lenin (despu?s del 1917) referente a los jud?os: ?La mayor?a de jud?os son obreros, trabajadores. Son hermanos nuestros oprimidos igual que nosotros por el capital, son compa?eros nuestros... Los jud?os ricos al igual que nuestros ricos.., oprimen, roban a los obreros y siembran ciza?a entre ellos.? Si es que de verdad se quiere encuadrar a los homosexuales dentro de la ?normalidad? creo que no -podr?a sugerir otra forma mejor que la de Lenin respecto a los jud?os, que no abre m?s que una simulada perspectiva de convivencia tolerante. Por otra parte, parece como si Daniel y Baudry hubieran olvidado la m?s alta respuesta ideol?gica de un homosexual al pogrom rastrero y feroz de los llamados ?normales?: se trata del suicidio del protagonista homosexual del Libro blanco de Cocteau, que se quita la vida porque hab?a comprendido que era intolerable, para un hombre, ser tolerado.?
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?Tempo?, 26 de abril de 1974
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* Editore Vallecchi, 1974.
M. Daniel-A. Baudry: Gli omosessuali
Due studiosi francesi hanno scritto un libro pedagogico sugli omosessuali, destinato a sostituire nelle edicole (certo utopisticamente) le analoghe opere a carattere erotico, scandalistico, commerciale ecc. ? un libro che si presenta come onesto, chiaro, esauriente, democratico, moderato. E effettivamente lo ?. Contrariamente alle mie abitudini di critico (ma qui ? chiaro che non mi presento sotto la veste del critico letterario), comincer? con l?allineare una serie di citazioni particolarmente efficaci per introdurre il lettore a un argomento che ? sempre ?tab??, come Daniel e Baudry, gli autori del ?Libretto?, giustamente sostengono.?
???? 1. ?Bisogna dunque, a tutti i costi, sbloccare il tab?. Non ? pi? questa l?epoca in cui - tutti saranno senza dubbio d?accordo - i problemi dolorosi o delicati possono venir passati sotto silenzio o soffocati... Argomenti considerati per lungo tempo proibiti, quali i contraccettivi, l?aborto, le relazioni sessuali tra adolescenti, ora sono oggetto di trasmissioni radiofoniche e televisive, d?inchieste giornalistiche. Sarebbe esagerato dire che la stessa cosa succede - almeno in Francia - per l?omosessualit?.??
???? 2. ?All?origine di tutto ci? vi ? forse una breve frase di san Paolo contenuta nella epistola agli Efesini: ?Che queste cose non vengano da voi neanche nominate?.??
???? 3. ?Anche gli organi di stampa noti per liberalismo e intelligenza conservano su questo punto atteggiamenti sorprendenti e conformisti.??
??? 4. ?In altre societ?, che pure si sono affrancate dal cristianesimo, la vecchia condanna religiosa, troppo profondamente radicata per scomparire, ha preso la forma di un falso razionalismo e conserva tutto il suo vigore: l?Urss, Cuba, hanno leggi severe contro gli omosessuali in nome della difesa del popolo contro i vizi del capitalismo decadente.??
??? 5. ?? significativo a questo proposito che Hitler abbia mandato nei campi di concentramento tre categorie di minoritari col fine di sterminarli, con la stessa motivazione di salvaguardia della difesa della razza: gli ebrei, gli zingari, gil omosessuali (gli omosessuali, distinti da un triangolo rosa, erano oggetto di trattamenti particolarmente abominevoli. Sono tuttavia i soli a non aver mai ottenuto dopo la guerra il diritto a un indennizzo).? Anzi, possiamo aggiungere, sono gli unici per cui le cose sono sostanzialmente continuate come prima, senza il minimo accenno a una qualsiasi forma di riabilitazione.?
???? 6. ?Statisticamente parlando, ? dunque probabile che su 15 persone frequentate dal nostro lettore almeno una sia omosessuale. E una costatazione sulla quale val la pena si riflettere.??
???? 7. ?... non vi sono esempi di ragazzi che avendo subito delle violenze sessuali siano rimasti omosessuali a causa di tali violenze. Supporlo, anche per un istante, ? una evidente assurdit?. Al contrario, anzi, il trauma sar? tale da allontanarlo per sempre dall?omosessualit?. A meno che la violenza non sia che una pretesa violenza e che il ragazzo, abbia, coscientemente o no, cercato quello che gli ? successo,??
???? 8. ?Niente permette... di affermare e neppure di sospettare che vi sia il minimo rapporto di causa-effetto tra omosessualit? ? nevrosi: il nesso, se esiste, sta nel fatto che la condanna sociale dell?omosessualit? ? nevrotizzante.??
???? 9. ?I giudici danno spesso prova di una sorprendente indulgenza nei riguardi di ragazzi accusati di aver brutalizzato, ferito, talvolta, anche ucciso un omosessuale: come se in fondo pensassero: ?Gli sta bene?. Allo stesso tempo, ? frequente che un omosessuale, accusato di un delitto qualunque, si veda condannare per la semplice ragione che, in? quanto omosessuale, egli ? colpevole per definizione.??
???? 10. ?Bisogna tener conto di una reazione inconscia ben nota agli psicologi: molti, che insultano gli omosessuali, sono spinti soltanto dal rifiuto di ammettere la propria omosessualit? rimossa. Jean-Paul Sartre si ? espresso con forza su questo punto: ?Riguardo a quelli che condannano pi? severamente Gen?t, sono convinto che l?omosessualiti? ? la loro tentazione costante e costantemente rinnegata, l?oggetto del loro odio pi? profondo: essi sono felici di detestarla in un altro perch? in questo modo hanno la possibilit? di distogliere lo sguardo da se stessi?.??
???? 11. ??La copertura della omosessualit? o della droga [si noti l?accostamento significativo] non ha mai niente a che vedere con il movimento operaio? ha dichiarato Pierre Juquin, membro del Comitato centrale del Pcf (?Nouvel Observateur?, 5 maggio 1972).??
???? 12. ?... la felicit? di un quindicesimo dell?umanit? non ? una posta di cui ci si possa disinteressare a cuor leggero.??
???? ? una dozzina di citazioni legate al senso comune, al minimo e all?ovvio che si possa dire sull?argomento. Il ?Libretto? di Daniel e Baudry non ? tutto qui. ? opera di divulgazione, ma a carattere scientifico, e quindi complesso.?
?Avrei tuttavia una serie di osservazioni da fare (che il lettore potr? comprendere solo dopo aver letto il testo di cui mi occupo: cosa che gli raccomando del resto caldamente).?
???? Il primo appunto riguarda Freud. ? ben noto che solo la psicanalisi ? in grado di spiegare che cosa sia l?omosessualit?. Anche Daniel e Baudry lo sanno: tuttavia, da una parte, dichiarano, fondandosi oltraggiosamente sul buon senso, la loro insoddisfazione sulle spiegazioni freudiane; dall?altra, indicano in Freud il principale colpevole dell?istituzione dell?omosessualit? come ?anormalit?? rispetto a una ?normalit? - quella della societ? borghese - da Freud accettata passivamente e forse anche vilmente. A me ci? non sembra giusto. Freud quando dice ?normalit? (che ? sempre un esito formale e schematico) intende sostanzialmente la ?normalit? come ordo naturae che non ha soluzione di continuit? nella storia e nelle varie societ?. Anche nelle societ? favorevoli all?omosessualit?, la ?normalit? era la ?media?, cio? il comportamento sessuale della maggioranza. ?Anormalit? ? ? una parola come un?altra, quando il suo senso sia razionale (e non positivo o negativo).?
???? Questo ?resto? di risperto per le idee del ?mondo normale? che permane nel fondo di due autori, che, pur mantenendosi moderati, accettano in sostanza il rapporto ?rivoluzionario? del Fahr (Front d?action hornosexuelle r?volutionnaire), ? dimostrato anche da un altro fatto: essi condannano, quasi adulando l?indignazione della maggioranza, l?irresponsabilit? del ?pederasta libertino?, che esercita il suo interesse erotico sugli ?efebi?, adolescenti alle soglie della giovinezza. L?accusa ? la solita: quella di far propendere un adolescente incerto (bisessuale: il n. 3 della scala Kinsey) verso l?omosessualit?. Ma ci? contraddice tutto ci? che gli autori hanno detto. Cio?: se un bisessuale ? tale, rester? comunque bisessuale: se, per mera ipotesi, dovesse dare una certa preferenza all?omosessualit?, ci? non sarebbe un male.?
???? Inoltre, il libertinaggio non esclude affatto la vocazione pedagogica. Socrate era libertino: da Liside a Fedro, i suoi amori per i ragazzi son stati innumerevoli. Anzi, chi ama i ragazzi, non pu? che amare tutti i ragazzi (ed ? questa, appunto, la ragione della sua vocazione pedagogica).?
???? Ma, a parte questo, indurre un ragazzo (fino a quel punto innocente: il che ? solo una divertente ipotesi) a un rapporto omosessuale, non significa distoglierlo dall?eterosessualit?. C?? un momento ?autonomo? della vita sessuale che ? l?autoerotismo, non solo psicologico, ma anche fisico. Un giovane maschio solo in un?isola deserta non cesser? di avere una vita sessuale. Quanto alla definizione dell?et? del ?minore?, Daniel e Baudry si battono strenuamente: un emendamento al codice francese apportato durante il periodo fascista di Vichy, stabilisce l?et? del minore a 21 anni. Cosa semplicemente pazzesca. In Italia, dove vige (in questo campo miracolosamente) il codice napoleonico, il limite della minorit? ? 16 anni (e non 18 come affermano Daniel e Baudry). Questo ?dato?, mi porta a un?altra considerazione (polemica nei riguardi di questo libretto, che la saggezza dovrebbe consigliarmi a raccomandare senza polemiche).?
?Si tratta di questo: Daniel e Baudry tentano di inserire - credendo sinceramente nella bont? dell?idea e nell?efficacia degli effetti - il problema dell?omosessualit? nel contesto della nascente tolleranza (esistenzialmente, in pratica, gi? affermata, anche se le leggi al solito sono in ritardo): tolleranza che riguarda i rapporti eterosessuali (contraccettivi, aborto, relazioni extramatrimoniali, divorzio - per quel che riguarda l?Italia -, rapporto sessuale tra adolescenti); agganciando poi tutto questo al problema (politico) delle minoranze.?
???? Io non credo che l?attuale forma di tolleranza sia reale. Essa ? stata decisa ?dall?alto?: ? la tolleranza del potere consumistico, che ha bisogno di un?assoluta elasticit? formale nelle ?esistenze? perch? i singoli divengano buoni consumatori. Una societ? spregiudicata, libera, in cui le coppie e le esigenze sessuali (eterosessuali) si moltiplichino ? di conseguenza avida di beni di consumo. Per una mentalit? liberale francese ? certo pi? difficile capire e individuare questo fatto, che per un progressista italiano, che emerge dal fascismo e da un tipo di societ? agricola e paleoindustriale: trovandosi quindi ?indifeso? davanti a questo mostruoso fenomeno. Essere in coppia ? ormai? per un giovane non pi? una libert? ma un obbligo, in quanto paura di non essere pari alle libert? che gli vengono concesse. Cos? non ci pu? essere pi? limite all?et?. I codici che stabiliscono limiti di et? sono ridicolizzati (e quindi valgono solo per i rapporti omosessuali). Non si illudano i benpensanti e i romantici genitori (cos? spaventati dall?idea di essere repressivi): tra due adolescenti di sesso diverso, anche giovanissimi, addirittura impuberi, ormai il rapporto erotico ? lo stesso che tra due adulti.?
???? Voglio dire, con questo, che Daniel e Baudry si sbagliano sperando che la tolleranza includa tra i suoi obiettivi anche l?omosessualit?: ci? accadrebbe se si trattasse di una tolleranza reale, conquistata dal basso. Invece si tratta di una falsa tolleranza, che certo prelude a un periodo di intolleranza e di razzismo peggiori ancora che al tempo di Hitler (anche se forse meno granguignoleschi). Perch?? Perch? la tolleranza reale (fintamente assimilata e fatta propia dal potere) ? privilegio sociale delle ?lites colte: mentre la massa ?popolare? gode di una orribile larva di tolleranza, che la rende in realt? preda di una intolleranza e di un fanatismo quasi nevrotico (un tempo caratteristico della piccola borghesia).?
???? Cos?, per esempio, questo libretto di Daniel e Baudry non pu? essere fruito e capito che dalle ?lites colte e quindi tolleranti: solo esse sono in grado, forse, dato che ne sono ancora affette, di liberarsi dal ?tab?? contro l?omosessualit?. Le masse invece son destinate ad accentuare ancora di pi? la loro biblica fobia, se ce l?avevano: se invece non ce l?avevano (come a Roma, nell?Italia Meridionale, in Sicilia, nei Paesi Arabi), sono pronte ad ?abiurare? dalla loro tolleranza popolare, tradizionale, per adottare l?intolleranza delle masse formalmente evolute dei Paesi borghesi gratificati della tolleranza.?
???? Qui il discorso si fa politico. Anche il libretto di Daniel e Baudry dedica qualche pagina al ?momento politico? della questione. Ma l?analisi vi ? dominata da una forma di anticomunismo che, se a proposito dell?omosessualit? ? perfettamente giustificato, ? tuttavia ugualmente sospetto: perch? fa parte di quell?ansia di moderazione e di integrazione che domina magari pateticamente tutto il manuale. Ma la carenza analitica di Daniel e Baudry a proposito del rapporto tra l?omosessualiti e la politica, non deriva tanto da una discutibile ideologia politica quanto da una discutibile ideologia sull?omosessualit?. lnfatti dal libro di Daniel e Baudry risulta, almeno implicitamente, che un omosessuale ama, o fa l?amore con un altro omosessuale. Mentre le cose non stanno affatto cos?. Un omosessuale, in genere (nell?enorme maggioranza, almeno nei Paesi mediterranei) ama, e vuol far l?amore con un eterosessuale disposto a una esperienza omosessuale, ma la cui eterosessualit? non sia posta minimamente in discussione. Egli deve essere ?maschio?. (Da ci? la mancanza di ostilit? verso l?eterosessuale che accetta il rapporto sessuale per semplice sfogo o per interesse: cosa che garantisce infatti la sua eterosessualit?.) Come unico dato politico che importa, Daniel e Baudry accennano al fatto che non solo i ricchi e i borghesi sono omosessuali, ma lo sono anche gli operai e i poveri. L?omosessualit? assicurerebbe dunque una sorta di ecumenia interclassista. Ci? non ? privo d?importanza, perch? fa dell?omosessualit? un problema, dal punto di vista classista, universale, e perci? inevitabile. Il marxista che lo evada o lo neghi, e per di pi? con disprezzo, non ? meno pericoloso del fascista che al Parlamento francese ha voluto far definire l?omosessualit? come una ?calamit? sociale?. Ma non ? questo il punto. Il ?momento politico? dell?omosessualit? va ricercato altrove, e non importa se ai margini, ai margini estremi della vita pubblica. Ricorrer? all?esempio dell?amore tra Maurice e Alec, nello stupendo romanzo di Forster del 1914 e all?amore tra l?operaio e lo studentino in un altrettanto stupendo (ma inedito) racconto di Saba.?
???? Nel primo caso, Maurice, un uomo dell?alta borghesia inglese, vive, nell?amore del ?corpo? di Alec, che ? un servo, un?esperienza eccezionale: la ?conoscenza? dell?altra classe sociale. E cos?, rovesciando i rapporti, l?operaio nello studentello triestino. La coscienza di classe non basta, se non ? integrata dalla ?conoscenza? di classe (come dicevo in una mia vecchia poesia). Tuttavia - a parte questo scambio di ?conoscenza di classe?, pratico ma anche enigmatico, che a me, e forse solo a me, sembra di cos? alto significato - opporrei all?interclassismo, che ho chiamato ecumenico, di Daniel e Baudry questa frase di Lenin (dopo il ?17) a proposito degli ebrei: ?La maggioranza degli ebrei sono operai, lavoratori. Sono nostri fratelli oppressi come noi dal capitale, sono nostri compagni... Gli ebrei ricchi come i nostri ricchi... opprimono, derubano gli operai e seminano zizzania tra di loro?. Se proprio si vogliono far rientrare gli omosessuali nella ?normalit?, non saprei indicare un modo migliore di questo di Lenin a proposito degli ebrei, che non apre certo su una prospettiva di convivenza tollerante. Del resto Daniel e Baudry sembrano ayer dimenticato proprio la pi? alta risposta ideologica di un omosessuale al pogrom strisciante e feroce dei cosiddetti ?normali?: si tratta de! suicidio del protagonista omosessua!e del Libro bianco di Cocteau, che si ? tolto la vita perch? aveva capito che era intollerabile, per un uomo, essere tollerato.?
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?Tempo?, 26 aprile 1974
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* Editore Vallecchi, 1974.?
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